Y todo ello lo recoge el BBVA en un monográfico titulado Hacia la movilidad cero emisiones, que reproducimos a continuación en su primera entrega.
Campañas como Clean Cities, liderada en España por organizaciones como Ecologistas en Acción, ECODES o En Bici, apoyan soluciones de transporte limpio con iniciativas de divulgación a la ciudadanía. Cristian Quílez, responsable de proyectos de ECODES, advierte de la importancia de aplicar políticas de movilidad restrictivas al tráfico: Son una apuesta por la salud de la ciudadanía, el medio ambiente y la economía local. Las zonas de bajas emisiones, que deben ir más hacia las cero emisiones que hacia las bajas, tienen que servir para devolver las calles al peatón, reducir el vehículo privado, y priorizar la movilidad activa, la bicicleta y el transporte público de cero emisiones. En 2023, las ciudades tienen que optar por el camino de la ambición y la lógica más que por la defensa de intereses particulares.
Como demuestran, los datos son claros. Por ejemplo, las zonas de bajas emisiones, con la restricción del tráfico, además de beneficios para la salud de la ciudadanía y el planeta, supone beneficios para el comercio local, muy afectado por la pandemia.
Proyectos en común
Esta organización, con el apoyo de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (T&E), impulsa también la campaña Flotas Urbanas para apoyar un mismo objetivo: fomentar las emisiones cero en los servicios de la movilidad urbana. Las acciones que trasladan a los representantes públicos buscan legislaciones ambiciosas y su compromiso con una movilidad urbana 100% eléctrica: cero emisiones a las compañías de vehículos de transporte con conductor, empresas de distribución urbanas de mercancías, taxis y un transporte urbano colectivo para antes de 2030. Bajo el slogan es hora de cambiar, señalan que estamos en una crisis sanitaria y que los vehículos que funcionan como combustibles fósiles crean gases invisibles pero venenosos que afectan a los más vulnerables en pandemias como la Covid-19.
Sumado a estos problemas, denuncian la contaminación acústica que generan los coches y la cantidad de espacio que ocupan y reclaman un espacio necesario para la renaturalización de las ciudades con zonas verdes y lugares seguros para andar en bicicleta y vivir. Una idea que también comparte Elena López Gunn, directora de ICATALIST y miembro del IPCC, Grupo 2 Adaptación, afirmando que la naturaleza tiene que ser nuestra aliada en la búsqueda de soluciones y que estamos ante una oportunidad para la colaboración público-privada. Para ello, tenemos que conseguir que el sector privado sea parte de la transformación.
Para disminuir la isla de calor’ que se genera en las ciudades e impulsar la economía verde, ayuntamientos como Madrid o Zaragoza han incluido en sus estrategias fomentar la renaturalización urbana con proyectos como ‘El Bosque de los Zaragozanos’ o ‘El Bosque Metropolitano’.

