En efecto, las mesas redondas o técnicas están muy bien, pero suelen ir acompañadas de un cierto tinte comercial o partidista que, en ocasiones, diluye un poco el mensaje que se quiere transmitir.
Eso, sin duda, no sucede cuando las conversaciones no se llevan a cabo con un micrófono delante. En el pasado Congreso Nacional de Direbus, la semana pasada en Cáceres, se dio la circunstancia de que tanto el mensaje oficial como el otro coincidieron en gran medida.
La liberalización va a llegar. Tarde o temprano, pero llegará, como en el resto de Europa. Este es el convencimiento que tienen, al menos, las pymes que conforman la Asociación. Pero con dos matices: ¿es una necesidad del Sector? ¿Es un deseo de parte del empresariado? Ahí, las posiciones ya no están tan alineadas.
Ojo con la guerra de precios
De hecho, uno de los ponentes en el intenso programa ideado por Direbus para su Congreso afirmó tener cierto miedo a las consecuencias de esta liberalización de los servicios regulares. Según sus propias palabras, hemos de tener cuidado para que la guerra de precios, que seguro se producirá, no sea perjudicial para todos.
Y ahí estriba, quizás, el punto de inflexión. ¿Será capaz el Sector de ser más profesional, calcular mejor sus costes y trasladar unas ofertas que pongan en valor su trabajo? El sentir general apunta en esa dirección, y así se trasladó en numerosas ocasiones a lo largo de las dos jornadas de trabajo. Pero la realidad es que, ahora mismo, eso es un deseo, y que la competencia por el precio es feroz. Si no existe un consenso en este punto, es muy probable que en el Congreso del año que viene (que se anuncia para febrero con sede por determinar), y en otros foros sectoriales, sigamos hablando de lo mismo en los próximos años.
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