Los expertos relacionan la bajada de los precios del combustible con los primeros indicios más fuertes de recesión económica en Europa, especialmente en Alemania, asolada por el aumento de la inflación y los efectos de la crisis energética. Cabe recordar que la economía alemana, como ninguna otra, tiene una alta dependencia de los recursos energéticos rusos.
La decisión de los países de la OPEP+ de recortar la producción de petróleo en dos millones de barriles diarios (desde octubre de 2022) provocó una reacción instantánea de las bolsas mundiales, una subida del precio del petróleo y, en consecuencia, del gasóleo. Sin embargo, los precios del transporte esta vez subieron poco, para más tarde empezar a bajar de forma constante en noviembre y diciembre coincidiendo con la campaña navideña.
La situación en el mercado de los carburantes también se estabilizó rápidamente con un descenso constante de los precios del gasóleo hasta finales de año. Sin embargo, si se considera el conjunto de 2022, es difícil no ver un estrecho vínculo entre los precios de las materias primas energéticas y los precios del transporte. Parece que hasta ahora esta relación nunca había sido tan fuerte. ¿A qué se debe entonces?
Pues, según CargoOn, a un cambio en la estructura de costes de las empresas de transporte. Hasta ahora, se dividían más o menos en tres grupos: costes de mantenimiento de la flota, costes de personal y costes de combustible. La crisis energética ha cambiado este paradigma: hoy en día, el coste de adquisición de combustible representa una partida cada vez mayor. Se calcula que actualmente supone una media del 40-50% de los costes de transporte.
En el último trimestre del año pasado, el mercado ya no reaccionó con tanta fuerza a la subida del precio del petróleo, ya que hubo otra tendencia más importante: la recesión económica en Europa y el descenso de la producción industrial, que se tradujeron en una menor demanda de capacidad de transporte. De ahí que se produjera una caída de los precios a pesar de la tradicional fiebre consumista de noviembre y diciembre.
Las previsiones
-Si la situación del mercado de materias primas energéticas se estabiliza y los transportistas no se ven afectados por las subidas de precios, la relación entre los precios del transporte y del gasóleo dejará de ser tan significativa. Sin embargo, todo dependerá de las consecuencias del embargo de la UE a las importaciones de energía de Rusia, introducido en febrero de este año.
–El descenso de la demanda de transporte como consecuencia de la persistente recesión económica mundial (¿podemos hablar de crisis?) influirá probablemente en que los costes de transporte se estabilicen más que hace un año. La inflación, la presión de los salarios de los conductores y el alto precio del combustible, a pesar de haberse estabilizado, está devorando los reducidos márgenes de las empresas de transporte. Ahora son los transportistas, en su relación con los cargadores, los que se encuentran en una posición más difícil, al menos en el mercado spot. Transportar para sobrevivir, se afirma.
-Los fabricantes y distribuidores, enfrentados a una economía en constante declive, sienten la presión de mejorar su eficiencia a mayor velocidad, así como llevar a cabo una gestión más racional de los costes. Ambos objetivos no pueden alcanzarse sin una digitalización avanzada de la cadena de suministro, por lo que la automatización de los procesos de búsqueda y órdenes de transporte se está convirtiendo no solo en un lema publicitario, sino también en una necesidad. No obstante, sigue existiendo un elemento importante relacionado con la gestión eficaz y eficiente de los avisos de los transportistas en las operaciones de carga y descarga.

