La Oficina de Geología Económica de la Universidad de Texas (Estados Unidos) identifica que la transición de la energía mundial a tecnologías y fuentes con bajas emisiones de carbono requerirá enormes cantidades de litio, níquel, cobalto y otros minerales críticos que existen en bajas concentraciones en la corteza terrestre. La extracción de esos elementos requiere mucha energía y produce residuos, que pueden afectar negativamente al medio ambiente y generar importantes cantidades de emisiones de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono (CO2).
Por ello, se puso manos a la obra para convertir estas emisiones en una herramienta utilizando el CO2 para debilitar la roca que contiene los minerales críticos, reduciendo así la cantidad de energía necesaria para la extracción. El objetivo final es reducir significativamente las emisiones producidas durante la minería, almacenándolas de forma segura en las rocas, con el potencial de llegar a un punto en el que la minería sea negativa en carbono (almacenando más carbono del que se produce), canalizando y almacenando las emisiones de CO2 de otras operaciones industriales.
Para los más eruditos, la Universidad explica que el almacenamiento de CO2 es posible gracias a la forma en que las rocas ultramáficas, que suelen contener minerales críticos, reaccionan con el carbono. El CO2 reacciona químicamente con la roca para romper mecánicamente su estructura, facilitando la extracción de los minerales y reduciendo el consumo de energía. Esta reacción también convierte parcialmente la roca en caliza, incorporando el dióxido de carbono a la estructura mineral y almacenándolo permanentemente.
Habla su responsable
Una de las investigadoras de la Oficina de Geología Económica de la Facultad de Geociencias Jackson de la Universidad de Texas, Estibalitz Ukar, añade al respecto que si se puede capturar lo que se produce en la mina, entonces se puede llegar a una operación de bajas emisiones, lo cual es bueno, pero queremos utilizar las propiedades reductoras de CO2 de las rocas ultramáficas para ayudar a eliminar aún más CO2″.
El proyecto, de tres años de duración y que cuenta con una subvención de cinco millones de dólares, tratará de perfeccionar el método de extracción en el laboratorio durante dos años antes de realizar una prueba de campo
«La demanda actual es alta, pero en los próximos tres a cinco años se producirá un enorme aumento con la transición a tecnologías de bajas emisiones, como los vehículos eléctricos», reconoce Ukar, por lo que tenemos que satisfacer la demanda encontrando formas creativas de reducir costes y emisiones, hallar nuevas fuentes de metales y hacer más sostenibles las minas del futuro. Y tenemos que hacerlo rápido«.

