Su trabajo ha sido publicado por Nature Materials, y en él se especifica que existen polímeros radicales no conjugados redox-activos que podrían ser candidatos para las baterías acuosas sin metales, debido a su alto voltaje de descarga y su rápida cinética redox. Sin embargo, poco se sabe sobre el mecanismo de almacenamiento de energía de estos polímeros en un medio acuoso. La reacción en sí es compleja y difícil de resolver debido a la transferencia simultánea de electrones, iones y moléculas de agua, aunque la sorpresa de los investigadores llegó, sobre todo, al comprobar que la capacidad puede variar hasta un 1.000% en función del electrolito, en el que determinados iones permiten una mejor cinética, una mayor capacidad y una mayor estabilidad cíclica.
Y menos costes
No entraremos en el detalle de la complejidad de esta solución, pero en el trabajo se pone de manifiesto que a esa mayor capacidad de carga se sumaría un menor coste de producción, al eliminar los metales requeridos en las baterías actuales (caros y finitos), al tiempo que se reducen las cuestiones de seguridad que existen con los iones de litio.
¿Una alternativa viable? Está por ver. No se acomete una problemática simple, la de la materia prima: el agua también es un bien escaso en muchos puntos del planeta, y en caso de que las baterías se produjeran a gran escala, podría llegar a ser un asunto a considerar.
Pero estamos ante una nueva demostración de que la ciencia está buscando alternativas sostenibles en el futuro de la energía. Y parece que las encuentra.

