El último es el titulado ‘Hidrógeno bajo en carbono, un camino hacia un futuro más verde’, (como el hidrógeno verde o el hidrógeno rosa), que recoge afirmaciones como que cuenta con emisiones marginales de carbono en el proceso de producción y «destaca como una herramienta prometedora para la reducción de emisiones y el desarrollo sostenible».
Capgemini responde a la pregunta «¿qué es el hidrógeno verde?», para lo que ha entrevistado a más de «800 ejecutivos globales del sector de energía y utilities (E&U), así como a usuarios finales, a las que se añaden otras 20 entrevistas en profundidad con partes interesadas de diferentes tipologías de compañías.
Queda de manifiesto que «apoyado por un cambio global hacia la descarbonización, el hidrógeno está ganando importancia como vector energético, especialmente para los sectores de altas emisiones que no utilizan electricidad directamente. La mayoría de las organizaciones creen que el hidrógeno bajo en carbono contribuirá a largo plazo a alcanzar los objetivos sostenibilidad:
– El 63% de las organizaciones de energía y servicios públicos (E&U) lo consideran una herramienta clave para descarbonizar las economías.
– El 62% de las organizaciones de usuarios finales quieren introducir el hidrógeno bajo en carbono en sus negocios.
– Las organizaciones de E&U esperan que el hidrógeno bajo en carbono cubra hasta el 18% de la demanda energética en 2050.
Con el apoyo de los gobiernos, el descenso de los costes de las renovables, los rápidos avances tecnológicos y la creciente tendencia hacia la descarbonización y las soluciones energéticas sostenibles, se espera que la demanda de hidrógeno bajo en carbono se multiplique. Sectores con aplicaciones tradicionales de hidrógeno, sobre todo en el refinado de y fertilizantes, y el acero, tienen un alto potencial de adopción de hidrógeno bajo en carbono.
Aplicaciones
La demanda de hidrógeno será posible y una solución para nuevas aplicaciones, como la movilidad terrestre de largo alcance (para camiones pesados o autocares), la aviación de larga distancia, en concreto el combustible de aviación sostenible (SAF), o el transporte marítimo.
Nuestra investigación sugiere que la mayoría (64%) de las organizaciones de organizaciones de E&U tienen previsto invertir en iniciativas de hidrógeno con bajas emisiones de carbono para 2030, y nueve de cada 10 prevén hacerlo para 2050. Por término medio, las organizaciones de E&U destinan el 0,4% de sus ingresos anuales totales al hidrógeno bajo en carbono.
Las inversiones fluyen por toda la cadena de valor del hidrógeno, especialmente en tecnología de producción rentable (52% de las organizaciones que invierten), electrolizadores y pilas de combustible (45%) y en infraestructuras de hidrógeno (53%) para crear flujos de ingresos alternativos y contribuir a la descarbonización.
Desde el punto de vista normativo, más de 80 gobiernos del mundo apoyan la producción de hidrógeno limpio, ya sea mediante políticas u hojas de ruta sobre el hidrógeno, o proporcionando proyectos de hidrógeno bajo en carbono e I+D mediante subvenciones o regímenes de comercio de derechos de emisión, o aplicando impuestos al hidrógeno con alto contenido de carbono».

