Afirman los firmantes que «para los camiones pesados y las operaciones de larga distancia, el campo de juego de la tecnología está menos definido. Los vehículos eléctricos de batería (BEV) pueden crear sinergias con el resto de la flota de un operador y permitir compartir la carga, el mantenimiento y las operaciones. Pero es probable que los elevados requisitos de carga eléctrica de las aplicaciones pesadas generen recargos por picos de demanda a corto y medio plazo, por no hablar de los posibles costes adicionales relacionados con las mejoras de la red».
Dado que «el coste total de propiedad de la tecnología de pilas de combustible de hidrógeno es aproximadamente el mismo que el de la tecnología de baterías eléctricas, un enfoque híbrido de la transición puede ser óptimo. Aun así, los agentes del Sector deben ser conscientes de que el suministro global de hidrógeno verde puede no ser suficiente a corto plazo hasta que se amplíe la infraestructura del hidrógeno».
Además, a medida que los nuevos fabricantes van poniendo en el mercado modelos competitivos de camiones pesados eléctricos de batería, los precios se están reduciendo hasta situarse entre 200.000 y 250.000 dólares, casi la mitad de lo que sucedía hace apenas unos años (datos del mercado estadounidense).
Una o varias tecnologías
«La clave para las empresas será si alinear todas las operaciones bajo una tecnología común o diversificar, lo que introduce mayor complejidad operativa pero ofrece una mayor flexibilidad en cualquier momento. Los operadores de flotas pueden optar por una estrategia dinámica, pero esto conllevará costes inevitables. Es necesaria una planificación cuidadosa, y es probable que la excelencia en la gestión del proyecto sea un pilar fundamental para el éxito de la transición».

