Han pasado unos días y ya se puede hacer el primer balance de las reacciones. Que son bastante positivas, quizá más de lo que se podía esperar en un primer momento, pero que también suscitan cierto recelo por la rebaja en las cuantías (será porque estamos en ese periodo del año).
En primer lugar, hay que aplaudir que el Gobierno, antes de que comience la campaña electoral, haya decidido prorrogar para los transportistas tan necesaria ayuda. La situación así lo demandaba, pero todos sabemos que, cuando se trata de cuestiones políticas, es muy difícil hacer previsiones (y acertar).
Precios estables, pero
El precio del combustible se ha estabilizado, incluso descendido, en el último trimestre. No así en las tres últimas semanas, donde presenta un leve repunte que, a juicio de las Organizaciones empresariales del Sector, se mantendrá durante la segunda mitad del año: otro argumento en favor de no eliminar las ayudas.
Pero esa contención en los precios y la estabilidad del petróleo, que lleva varios meses en la banda de los 70-80 dólares/barril en los mercados internacionales, han permitido al Ejecutivo reducir la cuantía de las ayudas, desoyendo la petición del Sector, que reclamaba (quizá con demasiado optimismo) que se volviera a los 20 céntimos iniciales.
Para todos
Si a esto añadimos que aquellos vehículos que no están sujetos al gasóleo profesional, también recibirán una ayuda directa (en un pago único) y que los propulsados por gas natural también contarán con un descuento incluso superior al del diésel, se podría explicar que el Sector haya reaccionado de forma favorable a la decisión gubernamental.
Y no olvidemos que el compromiso del Gobierno (veremos si dentro de un mes siguen teniendo ese status) es vigilar la evolución de los precios para ir adecuando la medida como corresponda.

