Esta afirmación, realizada por el project manager de MedWaves, Matías Ibáñez, durante la segunda edición del The Med Fest, hace apenas unos días, merece una profunda reflexión por parte de todos.
Se basa en el estudio Cambio Climático y migración, presentado durante el evento, que trata de identificar en qué punto estamos y las claves para afrontarlo. Se indica que 3.300 millones de personas están viviendo en lugares con un alto impacto de vulnerabilidad al cambio climático y que se prevén escenarios negativos reales en los que hasta 216 millones de personas en todo el mundo podrían verse obligadas a moverse dentro de las fronteras nacionales para 2050.
A pesar del gran número de negacionistas que existen en el planeta, el cambio climático es una realidad, y todo lo que hagamos para combatirlo será una buena iniciativa. El transporte en su conjunto, y el urbano en especial, juega y debe jugar un papel fundamental en este sentido.
La única solución
Las ciudades están congestionadas y esperan un incremento de su población muy importante de aquí a mediados de siglo. Si unimos esto al derecho a la movilidad de las personas, que cada día es más irrenunciable, llegaremos a la conclusión de que el transporte colectivo es la única solución. Por sostenibilidad, por una cuestión básica de ocupación de espacios y porque, como a nadie se le escapa, las normativas apuntan a un paulatino cierre de los centros urbanos para los vehículos particulares y más contaminantes.
En caso contrario, podríamos llegar a extremos como los apuntados en el estudio. Un reto muy importante para el transporte público urbano, pero también una inmensa oportunidad de demostrar sus fortalezas y de consolidarse como alternativa real y accesible para todas las personas, en cualquier gran ciudad del globo.

