Ante este reto, los enfoques de análisis coste-beneficio que se utilizan ampliamente en la evaluación del Transporte no tienen en cuenta de la manera más pertinente los impactos más amplios de la inclusión social y la equidad. No se dispone de indicadores comunes y bien definidos que reflejen las diferentes necesidades de los distintos grupos de usuarios y que midan, a la vez, los diferentes beneficios o impactos que experimentan los distintos grupos de usuarios.
Los datos pertinentes (por ejemplo, desglosados por grupos de usuarios) no siempre se recopilan y pueden ser incoherentes con otros conjuntos de datos (por ejemplo, los de uso del suelo, económicos o sanitarios), lo que dificulta la determinación de las interacciones. Por lo tanto, hasta ahora no es posible determinar si el Transporte es más asequible, fiable o accesible para unos usuarios que para otros, ni demostrar la magnitud de esta disparidad.
Recomendación
Esta es la razón por la que conviene desarrollar una metodología preferida para incorporar las consideraciones de inclusión y equidad en la evaluación del transporte, y especificar los indicadores pertinentes.
En este sentido, se entiende que la UE podría tratar de avanzar en cómo está, en estos momentos, el proceso de la evaluación del Transporte, desarrollando y adoptando una metodología para evaluar quién experimenta los mayores beneficios y cargas, e incorporando consideraciones de inclusión y equidad en la toma de decisiones sobre los planes de Transporte.
Por ejemplo, la evaluación de los proyectos podría examinar si se están destinando mayores subvenciones a un modo de transporte más utilizado por los usuarios de renta alta, o si la inversión se centra en el transporte que beneficia más a los usuarios masculinos que a los femeninos. Para ello sería necesario:
– la especificación de indicadores pertinentes (que también deberían tener en cuenta el hecho de que las necesidades pueden cambiar con el tiempo); y
– datos mejorados y armonizados, que podrían recopilarse integrando un componente de movilidad en las encuestas o ejercicios de recopilación de datos existentes.
Acciones de la UE
El papel de la Comisión Europea en este proceso debería centrarse en el desarrollo de nuevos enfoques. Especificar una metodología preferida que cuente con un amplio apoyo (y, por tanto, sea adoptada) por los profesionales podría ser un proceso largo y laborioso. La aplicación de tal metodología dependería también de la recogida de datos pertinentes, para lo cual habría que desarrollar la capacidad a nivel local. Las ventajas serían, entre otras, el avance de los conocimientos en este campo y la formalización de la consideración de los factores de inclusión y equidad en la evaluación del transporte, al tiempo que se evitaría la duplicación de iniciativas similares a niveles inferiores.

