Sobre esta base, el responsable de I+D Corporativa de Dachser, Andre Kranke, ha elaborado un artículo en el que afirma que los combustibles sintéticos son combustibles gaseosos o líquidos que pueden producirse utilizando energía eléctrica. También se les conoce como combustibles power-to-X (PtX), power-to-liquid (PtL) o power-to-gas (PtG). A veces también se utiliza el término powerfuels, o sea combustibles energéticos o e-fuels.
A nivel de la UE, los combustibles sintéticos se definen como combustibles líquidos y gaseosos renovables de origen no biológico (RFNBO-Renewable fuels of non-biological origin por sus siglas en inglés); en otras palabras, combustibles producidos con electricidad generada a partir de fuentes renovables (principalmente solar y eólica). La Comisión Europea emitió reglas para la producción de combustibles renovables de origen no biológico a principios de 2023 como complemento a la Directiva de Energías Renovables (RED II). Según estas normas, la energía nuclear seguirá sin considerarse energía renovable, pero, en opinión de algunos estados miembros de la UE, definitivamente debería desempeñar un papel en la producción de combustibles sintéticos en el futuro. Esta cuestión aún está bajo negociación.
Producción con uso intensivo de energía
Argumenta Kranke que la producción de queroseno, diésel y gasolina como combustibles sintéticos generalmente se basa en un proceso centenario llamado proceso Fischer-Tropsch. En él, se forman largas cadenas de hidrocarburos a partir del gas de síntesis (una mezcla de hidrógeno (H) y monóxido de carbono (CO) y el e-fuel resultante puede refinarse para obtener combustibles. Para que los combustibles sintéticos sean calificados como verdes, el hidrógeno debe producirse utilizando electricidad generada a partir de fuentes renovables de acuerdo con la Directiva RED II. En general, esto se hace mediante electrólisis. El monóxido de carbono debe proceder de dióxido de carbono (CO₂) previamente extraído del aire ambiente (captura directa de aire). Estudios recientes indican que todo este proceso, incluida la desalinización del agua de mar para satisfacer la demanda de agua para la producción de hidrógeno, da como resultado que el contenido energético del e-fuel sea equivalente a sólo un tercio, o incluso menos, de la electricidad utilizada para producirlo. El posterior proceso de refinería requiere aún más energía.
Como resultado, esta opción se considera altamente intensiva en energía y antieconómica en comparación con los combustibles fósiles o el uso directo de electricidad en motores eléctricos.

