Y parece ser que eso no va a suceder, a tenor de lo comunicado (o filtrado) por el Gobierno durante la semana pasada. Bruselas acepta el plan B presentado por España para seguir avanzando en materia de descarbonización, que implica impulsar el trasvase de mercancías al ferrocarril para evitar el tráfico de camiones y, de eso modo, compensar los presuntos beneficios ecológicos que se estimaba que supondrían los mencionados peajes.
Aunque en principio puede parecer una buena noticia, puesto que las cuentas de resultados pueden respirar un poco más tranquilas, convendría llevar a cabo una reflexión algo más profunda.
Porque que Europa esté de acuerdo con la alternativa propuesta implica que existía un plan A, que no sólo era muy negativo para los intereses del Sector, sino que además ha sido negado en reiteradas ocasiones desde el Mitma y el Consejo de Ministros en los últimos meses.
Existía un plan A
Y tampoco es para estar satisfechos desde la Carretera si la solución es reducir su actividad. Probablemente (harían falta estudios con cierto rigor) el ferrocarril sea más eficiente en términos de sostenibilidad que los camiones, pero si el cliente sigue prefiriendo la agilidad y buen hacer de los transportistas, a pesar de los innumerables esfuerzos que se han hecho en toda Europa en la última década para favorecer al tren, ¿por qué se insiste?
Cabe recordar que la sostenibilidad, además de social y ambiental, también debe ser económica, y esta tercera pata es la que parece quedar en entredicho.
Por concluir, los peajes en las autovías no van a ser implantados, al menos de momento, Porque este es el último capítulo de la historia hasta el momento. Porque nadie puede asegurar que se escriba una próxima temporada. Seguro que Seopan, entre otras entidades, ya están dándole vueltas al guion.

