El software es esencial para el futuro de la industria del automóvil. Sin embargo, sólo entre el 15% y el 20% de los actuales trabajadores de I+D de las empresas tradicionales europeas tienen conocimientos de software, frente a casi el 45% de los nuevos competidores.
Para reducir esta diferencia, las partes interesadas de la industria tendrían que encontrar soluciones holísticas. Por ejemplo, los titulares europeos podrían crear plataformas de software compartidas (o al menos interoperables) entre los fabricantes de equipos originales de Europa (y posiblemente de otras regiones en las que la industria tiene fuertes asociaciones) para complementar las capacidades individuales de los participantes y evitar costosos esfuerzos en solitario.
La contratación temprana, la reconversión profesional y el talento extranjero también pueden ayudar a cerrar la brecha. Los actores pueden intensificar la contratación temprana directamente desde las universidades e impulsar la educación en STEM y el talento en software a través de asociaciones con universidades y escuelas. La reconversión ya está en marcha: el 37% de los proveedores europeos están llevando a cabo iniciativas de reciclaje, y otro 41% tiene planes para ponerlas en marcha. Para atraer talento cualificado en software de otras regiones, los empleadores europeos necesitarían acelerar los procesos en torno a los permisos de trabajo y adaptarse a los requisitos de los talentos extranjeros en cuanto a salario, beneficios y condiciones de trabajo.
Crear un entorno que permita acelerar el progreso
Los actores europeos de la automoción están avanzando en la dirección correcta, pero deberían considerar la posibilidad de ampliar y acelerar sus esfuerzos. Para lograrlo, una amplia variedad de partes interesadas de la región tendrían que crear un entorno que propicie el progreso y futuras victorias para la industria automovilística de la región. La fórmula requiere una hoja de ruta, catalizadores y plataformas de cooperación.
Una hoja de ruta clara es necesaria para ayudar a acelerar el progreso de la industria europea del automóvil. Sus siete pilares tendrían que convertirse en medidas prácticas y objetivos cuantificables para las partes interesadas del sector: proveedores, fabricantes de equipos originales, agentes de industrias adyacentes y organismos reguladores. Las asociaciones podrían asumir un papel de coordinación.
Los catalizadores desempeñan un papel importante en la aplicación de la hoja de ruta. Uno de ellos es un entorno normativo competitivo. Definir y comunicar claramente las normas comunes y codificar la interoperabilidad en todos los elementos de la hoja de ruta será probablemente fundamental.
Otro catalizador fundamental de la transición de la industria europea es la infraestructura del VE. El sector necesitará inversiones en infraestructuras por un valor acumulado de 300.000 millones de euros para la generación de electricidad, la red eléctrica, los cargadores de VE y los sistemas de repostaje de hidrógeno hasta 2030. Las partes interesadas europeas han comenzado a instalar cargadores públicos a un ritmo de 2.000 puntos de carga por semana. Pero para satisfacer la demanda, los responsables de la toma de decisiones tendrían que construir una infraestructura de recarga del orden de 6.000 a 14.000 puntos de recarga por semana. Los activos eólicos y solares necesarios para satisfacer la correspondiente demanda de energía con fuentes renovables requerirían cuatro veces más trabajadores en Europa en 2030 que los disponibles actualmente.
Por último, la industria necesitaría plataformas de colaboración. A medida que se redefinan los límites de la industria, cobrarán importancia tres tipos de asociaciones: las horizontales entre entidades de las mismas partes de la cadena de valor (como varias empresas automovilísticas) para esfuerzos como el desarrollo de software o para afianzarse en el mercado chino; las verticales entre entidades de distintas partes de la cadena de valor (como empresas automovilísticas con empresas tecnológicas) para garantizar el acceso a la tecnología y el talento; y las interindustriales, como las colaboraciones entre empresas automovilísticas y de servicios públicos para facilitar objetivos estructurales como el acoplamiento sin fisuras de los sectores..

