Aparte del impacto de la pandemia de Covid-19 o del aumento de los costes de la energía y el transporte, la política de transporte urbano debe abordar cuestiones a más largo plazo, como el cambio climático. Aunque lograr la neutralidad climática del transporte ya es un reto importante, la situación pospandémica puede influir en el tipo de medidas que pueden adoptarse. Varios elementos de la política de transportes a nivel urbano pueden ayudar a afrontar los retos antes mencionados y, al mismo tiempo, preparar el camino para una transición hacia la neutralidad climática.
Los datos recogidos en las ciudades candidatas para la Misión de la UE sobre Ciudades Inteligentes y Neutrales para el Clima permiten trazar un mapa bastante detallado de los retos que se plantean a nivel urbano y de las posibles medidas para afrontarlos.
La Misión es una de las cinco misiones de la UE que abordan grandes retos sociales. La Comisión Europea lanzó la primera convocatoria de manifestaciones de interés en la Misión de las Ciudades el 25 de noviembre de 2021. En el marco de la convocatoria, se invitó a las ciudades a cumplimentar un cuestionario exhaustivo para manifestar su interés en lograr la neutralidad climática para 2030 como parte de la Misión y a presentar información sobre su situación actual, el trabajo en curso y los planes futuros con respecto a la neutralidad climática.
Papel central del Transporte
La convocatoria recibió 362 manifestaciones de interés admisibles: 314 de ciudades de la UE-27 (que engloban un notable 18% de la población total de la UE-27) y 48 de ciudades de países asociados (o en proceso de negociación de asociación) a Horizonte Europa (Turquía, Reino Unido, Noruega, Israel, Albania, Islandia, Montenegro y Bosnia-Herzegovina). La característica central de la Misión será la aplicación de los Contratos de Ciudades del Clima por parte de un grupo de unas 100 ciudades, seleccionadas en función de diversos criterios, como la ambición, la preparación y el impacto demostrados en sus manifestaciones de interés. Los contratos establecerán planes para que las ciudades alcancen la neutralidad climática en 2030 e incluirán un plan de inversiones. Aunque no son jurídicamente vinculantes, estos contratos constituirán un compromiso político claro y muy visible con la UE, las autoridades nacionales y regionales y los ciudadanos.
La mayoría de las ciudades candidatas ya han adoptado un objetivo de reducción de emisiones de GEI para el futuro (266 de 362, el 73,5%) y han identificado los sectores de intervención pertinentes (263 de 362, el 72,7%).
El Transporte tiene un papel visiblemente central, señalado por el 97,7% de estas ciudades (257 de 263). La energía estacionaria (que representa el consumo energético asociado a edificios, equipos, instalaciones y alumbrado público) también se acerca en importancia. Dado que las prioridades y los perfiles de las ciudades candidatas difieren considerablemente, los otros sectores principales responsables de las emisiones de GEI pueden variar sustancialmente en cuanto a la proporción de ciudades que se ocupan directamente de ellos.

