Y eso no es una buena noticia. Las cifras publicadas hace unos días por la Comisión Europea, que corroboran las presentadas de forma preliminar durante el primer trimestre, nos dejan una conclusión evidente: tenemos que seguir incidiendo en este asunto, desde todos los puntos de vista.
Es cierto que el dato todavía está por debajo del que se registraba antes de la pandemia (alrededor de un 9%) y que en España estamos por debajo de la media europea en cuanto a la tasa de fallecimientos por millón de habitantes (37 aquí por 46 en el continente), pero este enfoque positivo no es suficiente para compensar el general, bastante más funesto.
Más aún, porque esta tendencia no va a permitir alcanzar el objetivo que se ha fijado la UE de reducir a la mitad el número de muertes para 2030.
Por países
Lituania y Polonia fueron los estados donde se registraron los mayores descensos, de más del 30 %, entre 2019 y 2022, aunque la tasa de letalidad en Polonia sigue estando por encima de la media de la UE. Por el contrario, en los últimos tres años, el número de muertes en carretera en Irlanda, España, Francia, Italia, Países Bajos, Eslovaquia y Suecia se mantiene estable o ha aumentado.
Por último, la Comisión informa que la clasificación general de las tasas de letalidad de los países no ha variado significativamente desde antes de la pandemia, con las carreteras más seguras en Suecia (22 muertes por millón de habitantes) y Dinamarca (26/millón), mientras que Rumanía (86/millón) y Bulgaria (78/millón) registraron las tasas de letalidad más elevadas en 2022.
Estimaciones algo mejores
Un pequeño halo de esperanza podríamos encontrarlo en el hecho de que durante el primer semestre, la tendencia parece haber mejorado ligeramente. Países como Bélgica, Francia, Eslovaquia y Finlandia, han registrado descensos notables, aunque otros como Letonia, Lituania, Portugal y Suecia, han registrado aumentos significativos, lo que complica una previsión precisa de cara a final de año.

