Entre las múltiples cuestiones que tienen relación con la posibilidad de implantar en España un abono único, tal y como defiende Greenpeace en su estudio Viabilidad técnica y económica de un abono único de transporte en todo el Estados español, se encuentra una capital: el cuidado del entorno.
La idea de implementar un billete único es la de mitigar los efectos contaminantes sobre el medio ambiente, específicamente del CO2 que emiten los automóviles, intentando reducir su efecto mediante el trasvase de pasajeros al transporte público. Por tanto, el objetivo es lograr una movilidad más limpia y responsable, buscando siempre proteger el medio ambiente, mejorar la calidad del aire, proteger la salud de la población, promover la sostenibilidad y favorecer la cohesión social. En el caso de que se implantaran los abonos únicos de transporte se podrían llegar a ahorrar las siguientes emisiones de CO2 según la alternativa de abono elegida gracias al traspaso modal que se produciría.
Efectos en la economía doméstica
En el caso del ahorro del uso del abono único frente al uso del vehículo privado, el estudio analiza el potencial ahorro que le puede suponer a distintos tipos de familia el uso de un abono único de este tipo frente al uso del vehículo privado (gasolina o diésel). En el caso del análisis comparativo de usar este tipo de abonos frente al uso habitual tanto de un coche diésel o de gasolina, se obtienen los resultados que aparecen en la tabla adjunta.

Analizando la cuestión tomando en consideración los actuales precios del transporte, el estudio afirma que mientras que si se enfrentan las diferentes posibilidades de gasto que supondría este tipo de abonos para diferentes tipos de unidades familiares, enfrentado con lo que cuesta en promedio en la actualidad los bonos para los diferentes tipos de transporte. (Ver tabla 16)
Así, a la hora de establecer un precio para el abono único, no sólo hay que fijarse en términos económicos tanto para las Administraciones públicas que deben subvencionar la medida como para los usuarios que debe resultar atractivo para atraer mayor demanda. También hay que fijarse en la dimensión social, señalando que los actuales descuentos y bonificaciones vigentes en España han servido para que personas con ingresos bajos que no podían permitirse usar este tipo de transporte ahora sí lo hacen, convirtiéndose en usuarios habituales.
Por tanto, cuando se determine un precio hay que tener en consideración factores como estos, en los que el fijar un precio u otro puede suponer la exclusión de personas que necesitan este tipo de transportes, pero no pueden permitírselo.

