Pero esta misma semana hemos conocido que Tevva, la compañía británica, ha interpuesto una demanda ante el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos en Arizona contra la canadiense EMV y su directora general, Susan Docherty, solicitando una reparación por la rescisión indebida e injustificada del acuerdo vinculante de fusión con Tevva.
Los términos de dicha acción, según fuentes de Tevva, explican cómo EMV ofreció alegaciones espurias y difamatorias en un intento de justificar su abrupta rescisión de un acuerdo de fusión vinculante con Tevva, que fue el resultado de miles de horas de tiempo invertidas por ambas partes evaluando y estructurando una combinación de negocios mutuamente beneficiosa.
Tevva ha ofrecido a EMV un plazo hasta el próximo 17 de noviembre de 2023 para llegar a una solución amistosa, antes de seguir adelante con una demanda en la que reclama 75 millones de dólares por daños y perjuicios, una orden judicial que impida a EMV suscribir un acuerdo de fusión alternativo y una orden cautelar que impida a EMV disipar su efectivo (que será necesario para pagar los daños y perjuicios de Tevva) mediante dividendos, compensaciones a ejecutivos y otras acciones similares que supongan un despilfarro.
La opinión de la otra parte
Decíamos al principio que la separación no ha sido amistosa, y eso se demuestra al contrastar la versión británica con la norteamericana. ElectraMeccanica justifica su decisión en el hecho de que Tevva «cometió múltiples incumplimientos irremediables del acuerdo, incluido el hecho de que Tevva no revelara información material sobre Tevva a ElectraMeccanica».
De esta manera, se sienten con legitimidad para explorar todos los recursos a su alcance en relación con los incumplimientos materiales del Acuerdo por parte de Tevva», al tiempo que reclama, por su parte, que todo el dinero prestado a Tevva «en virtud del Mecanismo Garantizado» le debería ser reembolsado durante el primer trimestre del año que viene.

