Un aumento de la carga pública podría favorecer a algunas comunidades sobre otras si no se planifica manera equitativa. Además, podría haber consecuencias no deseadas del diseño de tarifas. En 2018, la consultora británica Stantec destacó que los propietarios de vehículos eléctricos con aparcamiento fuera de la vía pública y carga en casa podían cargar sus vehículos eléctricos por unas siete libras por cada 300 millas, mientras que aquellos sin acceso a cargadores domésticos (como los residentes de edificios de edificios de apartamentos multifamiliares) tenían que depender de la carga que cuesta alrededor de 20 libras por carga.
Los esfuerzos para aliviar este tipo de desigualdades requerirían un apoyo específico a la infraestructura de carga en zonas de bajos ingresos y medidas para eliminar las primas de costes en los puntos de carga públicos. Pero la recarga no sólo es necesaria para los coches de propiedad privada. Es necesaria para todos los vehículos electrificados, incluidos los vehículos comerciales y de carga media y pesada, los aviones eléctricos y los barcos eléctricos. Todos ellos requerirán diferentes soluciones de recarga debido a sus perfiles de uso y sus demandas de energía. Además de la infraestructura de recarga, será importante construir una infraestructura de abastecimiento de hidrógeno para los vehículos impulsados por este combustible.
El caso concreto de la aviación
Las opciones de emisiones cero o incluso bajas para la aviación están en su primera fase de desarrollo. Actualmente, las más avanzadas son los combustibles de aviación sostenibles, incluidos los ésteres hidrogenados y los ácidos grasos, la gasificación+síntesis de Fischer-Tropsch, la conversión de alcohol en combustible y la producción de energía a líquidos.
En la actualidad, la cuota de los SAF en el combustible de aviación total es inferior al 0,1% (hablamos de un informe publicado en 2022), y todos ellos se obtienen a partir de ésteres hidrogenados y ácidos grasos. Normalmente, los biocombustibles (sobre todo derivados de cultivos) pueden ser insostenibles porque pueden competir con la producción de alimentos por el agua y tierra, desviar algunos cultivos alimentarios y alterar los ecosistemas locales.
Debido a esto, los expertos no se ponen de acuerdo sobre la idoneidad de los biocombustibles como solución para la aviación. En esta línea, los biocombustibles avanzados producidos a partir de alternativas no alimentarias o no alimenticias, como las algas no alimentarias o los desechos y residuos orgánicos, no compiten con la producción de alimentos y, si se desarrollan de forma sostenible, podrían contribuir a la transición hacia una aviación baja en carbono.

