La aleccionadora realidad es que volvemos a competir entre países más intensamente de lo que lo hemos hecho en varias décadas. Y esto hace que el tema de la reunión de Davos de este año sea aún más relevante. No es momento de conflictos ni de polarización. Es el momento de generar confianza. Es el momento de impulsar más que nunca la colaboración mundial. Esto requiere respuestas inmediatas y estructurales a la altura de la magnitud de los retos mundiales. Creo que puede hacerse. Y creo que Europa puede y debe liderar la configuración de esa respuesta global.
Las soluciones vienen del trabajo conjunto entre empresas y democracias
El punto de partida para ello es profundizar en el Informe sobre Riesgos Mundiales para trazar el camino a seguir. Muchas de las soluciones no sólo residen en el trabajo conjunto de los países, sino sobre todo en el trabajo conjunto de empresas y gobiernos, empresas y democracias. Nunca ha sido tan importante que el sector público y el privado creen un nuevo tejido conectivo. Porque ninguno de estos retos respeta fronteras. Cada uno de ellos requiere colaboración para gestionar los riesgos y forjar un camino a seguir. Y de esto es de lo que quiero hablar hoy.
Mientras que los gobiernos tienen en sus manos muchos de los resortes para hacer frente a los grandes retos de nuestro tiempo, las empresas tienen la innovación, la tecnología y el talento para aportar las soluciones que necesitamos, para luchar contra amenazas como el cambio climático o la desinformación a escala industrial. Europa está en una posición única para demostrar cómo puede funcionar esto. Porque nuestras democracias y nuestras empresas tienen intereses que coinciden: crear prosperidad, riqueza y seguridad para las personas, crear un entorno estable para desbloquear la innovación y la inversión, y crear igualdad de oportunidades y libertad. Esto es más importante que nunca al comenzar 2024, el año electoral más importante de la historia. Las democracias de todo el mundo acudirán a las urnas, y la mitad de la población mundial se verá afectada; esto incluye a más de 450 millones de personas en la Unión Europea.
27 voluntades unidas
Una Unión de 27 democracias en la que todos tenemos derecho a decir lo que pensamos, a ser nosotros mismos, aunque seamos diferentes de la mayoría. En una democracia son los ciudadanos, con sus elecciones y comportamientos, quienes eligen a los ganadores y perdedores en el terreno económico. Las empresas son libres de competir. Los creadores de cambios son libres de innovar. El mérito determina el éxito económico. Y nuestras normas se construyen para garantizarlo: para proteger la propiedad intelectual, la seguridad de los datos industriales o el ahorro de personas y empresas. Y Europa defiende un comercio mundial basado en mercados justos y abiertos.
Por supuesto, como en todas las democracias, nuestra libertad conlleva riesgos. Siempre habrá quien intente aprovecharse de nuestra apertura, tanto desde dentro como desde fuera. Siempre habrá intentos de desviarnos del camino, por ejemplo, con desinformación. Y en ninguna parte ha habido más de eso que en la cuestión de Ucrania. Así que permítanme proporcionarles información real. Rusia está fracasando en sus objetivos estratégicos ( ).
Todo esto nos dice que Ucrania puede prevalecer en esta guerra. Pero debemos seguir potenciando su resistencia. Los ucranianos necesitan una financiación previsible a lo largo de 2024 y más allá. Necesitan un suministro sostenido de armas para defender a Ucrania y recuperar su legítimo territorio. Necesitan capacidades para disuadir futuros ataques de Rusia. Y también necesitan esperanza. Necesitan saber que, con su lucha, se ganarán un futuro mejor para sus hijos. Y el futuro mejor de Ucrania se llama Europa. Con inmensa alegría decidimos el mes pasado iniciar las negociaciones de adhesión de Ucrania a la UE. Será un logro histórico para Ucrania. Y será Europa respondiendo a la llamada de la historia.

