Desde la perspectiva del Sector del transporte de viajeros, es un mes capital para su futuro más inmediato, pero también para el medio plazo. Eso se debe a que la Ley de Movilidad Sostenible vuelve a reemprender su marcha después de que la convocatoria de Elecciones generales del pasado verano impidiera su aprobación definitiva, cuando todo parecía estar preparado para ello.
¿Y por qué es tan relevante esta Ley? Básicamente, porque fija el marco de actuación del Transporte para la próxima década, como mínimo. Contempla objetivos, medidas, desarrollos y otras cuestiones relacionadas con el Transporte, como la reforma del mapa concesional y una posible liberalización (parcial) de algunas concesiones estatales.
Financiación sin incertidumbre
Y a todo eso se suma la estabilidad financiera que propondrá. Todavía queda por ver si será sólo para el transporte urbano, que es lo que está asegurado, o incluirá también al suburbano y a la larga distancia, que sería lo lógico y aconsejable.
Pero, sea cual sea el contenido de su articulado definitivo, el Sector puede estar de enhorabuena. Es una de las consecuencias positivas de la continuidad del Partido Socialista en el Gobierno y de la designación para ocupar la cúpula del Ministerio de personas que controlan del Transporte, y que saben de sus necesidades.
Ahora sólo podemos esperar que el proceso de tramitación de la Ley sea lo más breve posible y permita, como es el deseo de Óscar Puente, su aprobación antes de que concluya este año.

