Entre otras cuestiones, se analiza el impacto de la distracción sobre el rendimiento de la conducción (por ejemplo, variación de la velocidad, posición en el carril, distancia de seguimiento, tiempo total sin mirar a la carretera, carga cognitiva objetiva y subjetiva), para lo cual se utilizan simuladores de conducción o estudios en carretera.
También se suma como método el de la observación del comportamiento cotidiano al volante sin control experimental, utilizando para ello equipos instalados en los vehículos. El objetivo es comprender cómo los conductores afrontan la distracción en condiciones reales.
Llamadas telefónicas
Como avanzamos hace unos días, las llamadas telefónicas con dispositivos portátiles implican diversas acciones (como la búsqueda de contactos, la marcación, la contestación de llamadas o el mantenimiento de una conversación), y todas ellas pueden provocar distracciones cognitivas, auditivas, físicas y/o visuales que, evidentemente, conllevan un riesgo.
Los científicos han demostrado que el teléfono móvil tiene un impacto negativo en el comportamiento del conductor, porque requiere apartar la vista de la carretera, genera mayores tiempos de reacción y detección, retrasa la acción de frenado y reduce el campo visual. Por ejemplo, marcar un número multiplica por 12 veces el riesgo al volante.
Utilicemos las manos o los dispositivos manos libres, el móvil al volante es un riesgo evidente
El dispositivo de manos libres requiere menos acciones físicas y visuales, pero la distracción cognitiva es la misma que en el accionamiento manual. Muchos estudios encuentran efectos negativos, como reacciones significativamente retardadas, menor atención a las señales de tráfico, a otros vehículos y al velocímetro. En ocasiones, por el contrario, se observan efectos ambiguos o incluso positivos (aumento de la distancia de seguridad, reducción de situaciones de conducción potencialmente críticas), aunque sin verificación suficiente, según reconoce el estudio.
Entre las conclusiones de los expertos destaca que la propia acción de conversar no conlleva un aumento significativo del riesgo de colisión, excepto en los conductores más jóvenes. Por lo tanto, los efectos negativos encontrados en la investigación experimental no siempre se reflejan en la investigación de la conducción natural de los conductores, quizá porque los conductores en el mundo real pueden elegir cuándo utilizan su teléfono móvil. En estos casos, es habitual que se compensen los efectos negativos del uso del teléfono conduciendo más despacio, manteniendo una mayor distancia o decidiendo mantener una conversación telefónica en contextos de tráfico menos exigentes.

