Si tuviera que responder a esta pregunta con una sola palabra, sería: Renovables. Porque ésta es la principal prioridad de la política energética de la Comisión: impulsar y cumplir nuestros objetivos en materia de energías renovables.
Hay una serie de novedades importantes a este respecto, y hoy no puedo abarcarlo todo. Pero les daré una visión general de algunas de las propuestas publicadas la semana pasada, porque dan una idea real de la dirección que estamos tomando.
Tres puntos
En primer lugar, la crisis energética ha dejado claro que necesitamos un diseño del mercado eléctrico adecuado para un futuro sistema energético descarbonizado. Tal como está, el marco actual da demasiado peso e importancia a los mercados a corto plazo.
Como consecuencia, los europeos han tenido que lidiar con facturas elevadas, dado que los contratos de electricidad están vinculados a precios al contado que reflejan directamente el aumento del precio del gas.
Esto tiene que cambiar. Los consumidores deben beneficiarse de la creciente cuota de energías renovables de bajo coste. Nuestra propuesta de reforma del diseño del mercado de la electricidad ayudará a Europa a prepararse mejor contra cualquier volatilidad extrema en el futuro, al tiempo que diseñará un sistema eléctrico limpio, fiable y asequible.
En particular, queremos crear mejores condiciones para la inversión en nueva generación renovable, junto con incentivos para la flexibilidad. En la actualidad, una gran parte de la generación renovable recibe ayudas, pero de forma cara y no competitiva.
Sin embargo, al exigir a los Estados miembros que utilicen contratos por diferencias, incentivaríamos más inversiones a menor coste para los Estados miembros. Esto ayudaría a estabilizar los precios para los productores y garantizaría que los consumidores (también las pymes y los hogares) se beneficiaran más directamente de las energías renovables.
En segundo lugar, tenemos que desarrollar un ecosistema europeo para el hidrógeno y cumplir nuestro objetivo RepowerEU de crear un mercado de 20 millones de toneladas de hidrógeno renovable para 2030.
El hidrógeno renovable desempeñará un papel destacado en la futura combinación energética de la UE. Y será una parte fundamental de nuestros esfuerzos para descarbonizar sectores difíciles de eliminar, como la siderurgia o la industria química; almacenar electricidad verde; y contribuir a garantizar nuestra seguridad energética a largo plazo.
En el último año hemos hecho mucho por establecer un marco legislativo para la producción, el consumo y el transporte de hidrógeno. También hemos propuesto cuotas vinculantes para el consumo de hidrógeno renovable en la industria y el transporte.
Sin embargo, el éxito de nuestra economía del hidrógeno dependerá también de inversiones adicionales. Por eso publicamos el jueves pasado planes para estimular y apoyar la inversión del sector privado en la producción sostenible de hidrógeno a través de un Banco Europeo del Hidrógeno. Ayudará a cubrir la diferencia de costes entre el hidrógeno renovable y los combustibles fósiles a los que sustituye en la UE.
Y cuanto antes se incremente la producción de hidrógeno renovable, menor será la prima verde
Tercer y último punto. Mientras hacemos todo este trabajo para acelerar el despliegue de las energías renovables, hay una laguna evidente que no podemos seguir ignorando. Hoy en día, la fabricación de tecnologías energéticas limpias suele tener lugar fuera de Europa.
Y las materias primas esenciales que se necesitan en las cadenas de suministro para fabricar tecnologías energéticas limpias se obtienen principalmente fuera de Europa. Esto nos hace vulnerables a posibles interrupciones de la cadena de suministro y pone en peligro nuestra seguridad energética.
Al igual que nos estamos desprendiendo del gas ruso, no podemos caer en la trampa de sustituir una dependencia por otra. La semana pasada presentamos propuestas sobre la Ley de Industria Neta Cero y la Ley Europea de Materias Primas Críticas para abordar estas preocupaciones.
Europa está decidida a liderar la revolución de las tecnologías limpias y a alcanzar la autonomía estratégica en el campo de la energía. Y estos dos instrumentos legislativos fundamentales nos ayudarán a conseguirlo.
Con la Ley de la Industria Neta Cero, crearemos los incentivos adecuados para aumentar la fabricación de tecnologías netas cero y hacer más competitiva nuestra base industrial de tecnología neta cero.
Con la Ley Europea de Materias Primas Críticas, diversificaremos nuestras fuentes de estos materiales en cooperación con socios comerciales fiables para garantizar cadenas de suministro seguras, resistentes y sostenibles para la fabricación de tecnologías energéticas limpias.
Conclusión
En el último año, nuestra Unión ha navegado por esta crisis energética con mano firme y una dirección clara. El Pacto Verde de la UE sigue siendo nuestro programa de crecimiento, justo y equitativo.
Hemos reducido nuestra dependencia del gas ruso, al tiempo que dábamos un salto tras otro en el despliegue de las energías renovables.
Ahora nos encontramos en una coyuntura en la que debemos consolidar estos logros con soluciones estructurales a más largo plazo.
Cuento con la cooperación de esta Comisión para llevar a cabo esta misión. Juntos podemos garantizar un sistema energético limpio, seguro y asequible que impulse la economía y la sociedad europeas.

