Con este espíritu, el año pasado concluimos una Asociación Estratégica sobre Hidrógeno Renovable con Egipto. El primer país en hacerlo.
Creemos que el hidrógeno renovable no es sólo una forma de reducir las emisiones, sino también una puerta a la cooperación industrial y al crecimiento económico sostenible. No importa de qué lado del Mediterráneo vengamos, esto tiene que ser una consideración importante para nuestras futuras acciones energéticas.
El crecimiento económico y la descarbonización van de la mano
La inversión es clave, por supuesto. Así que promoveremos inversiones sobre el terreno para la producción, almacenamiento, distribución y transporte de hidrógeno a lo largo de toda la cadena de valor.
A largo plazo, la estrategia del hidrógeno de la UE significa que la infraestructura del gas natural podrá utilizarse incluso cuando el papel del gas natural en nuestras economías disminuya significativamente.
Necesitamos el gas como fuente de energía de transición durante las próximas décadas
A corto y medio plazo, la UE está dispuesta a trabajar con nuestros socios de confianza en las fronteras del CCUS y la reducción de las emisiones de metano.
Sabemos que necesitamos descarbonizarnos globalmente. En la UE hemos dejado claro que alcanzar el cero neto es nuestro objetivo final. Dicho esto, sabemos que necesitamos el gas como fuente de energía de transición durante las próximas décadas. El gas natural será uno de los elementos centrales que nos ayudarán a alcanzar una sociedad descarbonizada. Para mantener nuestras sociedades seguras, con la energía que necesitamos mientras hacemos la transición hacia la energía neta cero. Esta es la realidad que tenemos presente al fomentar nuestras asociaciones con los países de fuera de la UE.
Tanto si hablamos de nuestro presente energético como de nuestro futuro energético, hay un factor importante que sustenta a ambos: una asociación sólida. Ésa es la asociación que la UE mantiene hoy con Egipto. Estoy deseando trabajar con Egipto a largo plazo.

