Con nuestra recomendación, mantenemos el rumbo de la transición climática acordado por los líderes de la UE, ya que será cada vez más importante para nuestra competitividad global.
Y llega en un momento crucial del debate sobre la futura senda de la transición ecológica de Europa. La esencia del debate en muchos países es cómo descarbonizar nuestra economía para lograr la neutralidad climática, manteniendo al mismo tiempo la competitividad global de nuestras empresas y creando puestos de trabajo estables, con futuro y bien remunerados aquí, en Europa.
El riesgo de desindustrialización y tensión social es muy real. Para nosotros, el liderazgo industrial de Europa y una transición ecológica socialmente justa e integradora no son sólo dos caras de la misma moneda, sino que son imperativos.
Por lo tanto, nuestra recomendación de un objetivo del 90% está en consonancia con el asesoramiento científico y se basa en una evaluación de impacto exhaustiva.
Es importante señalar que el objetivo propuesto también refleja que no actuamos en el vacío. La competencia mundial en torno a las tecnologías de bajas emisiones es (y seguirá siendo) intensa, respaldada por políticas asertivas y a veces desleales.
Acuerdo de descarbonización de la industria
Esto exige una estrecha colaboración con la industria. Así pues, queremos lo que llamamos un «acuerdo de descarbonización de la industria» para ayudar a crear un gran mercado nacional y una sólida base industrial para las tecnologías limpias.
Definir un objetivo climático para 2040 debería proporcionar certidumbre y previsibilidad para las decisiones de inversión. Porque queremos que Europa sea un destino privilegiado para la inversión y una fuente primordial de empleo en todos los niveles de cualificación.
La Comunicación de hoy establece las condiciones necesarias para conseguirlo. Comienza con la plena aplicación del marco climático y energético de 2030. Pero también incluye un uso más eficiente de la financiación pública para ayudar a crear un argumento comercial a favor de todas las tecnologías limpias emergentes, el desarrollo de cadenas de suministro de materias primas, garantizar precios asequibles de la energía, y el desarrollo y despliegue de las infraestructuras necesarias.
Al mismo tiempo, debemos reforzar la confianza y el apoyo públicos a la transición ecológica.
Tenemos que descarbonizar manteniendo la competitividad y creando empleo
Reconocemos la legítima preocupación de los ciudadanos y la industria por los costes de la transición, y mantenemos nuestro compromiso de seguir apoyándolos a través de nuestras medidas políticas y reguladoras, así como de los instrumentos de financiación.
Estamos celebrando una serie de diálogos sobre transición limpia con sectores industriales clave, un diálogo estratégico con agricultores y estamos tratando de ampliar e intensificar la divulgación entre los ciudadanos.
Tras los dos diálogos con industrias intensivas en hidrógeno y energía, pronto celebraremos otros sobre materias primas críticas, tecnologías limpias, movilidad, infraestructuras y silvicultura.
Creemos que este compromiso más estrecho será decisivo para la aplicación del marco acordado para 2030.
Este acercamiento (y las aportaciones recibidas) también ayudarán a la próxima Comisión a preparar propuestas legislativas para el marco político posterior a 2030 y a cumplir el objetivo de 2040, una vez acordado por los Estados miembros y el nuevo Parlamento Europeo, de manera justa y rentable.

