No obstante, el uso del transporte público es directamente proporcional a la calidad del mismo; los ciudadanos sabemos perfectamente qué necesitamos y qué nos gusta para animarnos a utilizarlo en nuestros desplazamientos. Como usuarios, demandamos una serie de servicios que nos inviten a utilizarlo y dejar el coche en casa.
Un estudio de la Universidad de Navarra ha detectado algunos puntos clave que proporcionan una mejor experiencia a los usuarios de autobús: limpieza, horarios, información actualizada Pero todo empieza en las paradas; de nada nos sirve tener un bus de última generación impecable si no nos sentimos cómodos esperándolo.
La experiencia de los viajeros comienza en el punto de recogida y bajada, los ciudadanos demandamos una evolución de las mismas y que nos proporcione distintos servicios ya considerados básicos. Queremos pasar de una espera estática a una con interacción entre parada y viajero. ¿Parece futurista? Realmente es posible desde hace años.
Los usuarios demandamos un rediseño de las paradas de autobuses teniendo en cuenta nuestras necesidades actuales y la innovación con la que ya contamos en nuestro día a día. En nuestras necesidades podemos encontrar tres grandes bloques: accesibilidad, sostenibilidad y comunicación.
De nada nos sirve tener un bus de última generación impecable si no nos sentimos cómodos esperándolo
La accesibilidad al transporte público para todos los viajeros independientemente de nuestras capacidades técnicas, cognitivas o físicas, es un imprescindible por el que se lucha desde hace décadas. Ya son muchas las paradas y transportes adaptados, pero aún no están todos y hay que seguir trabajando en esta línea. De hecho, hemos visto incluso a personajes conocidos como el actor El Langui que han dado visibilidad a este problema en el transporte público.
La sostenibilidad también es un punto cada vez es más importante para los ciudadanos. Los usuarios del transporte público piden diseños que dejen de lado la obsolescencia programada y puedan mantenerse en el tiempo, aumentando la eficacia y ahorrando energía y costes, minimizando la huella en el planeta. Esta idea sostenible de cero emisiones tiene que ir desde el propio vehículo público hasta la parada.
El otro punto importante es la comunicación. Aunque se intenta hacer hueco un modelo de slow life, la realidad es que el tiempo es oro y poder organizar nuestros desplazamientos de forma que no perdamos tiempo es un plus para los usuarios. Esto nos hace valorar muy positivamente que las paradas ofrezcan información en tiempo real que nos permita organizar los viajes y repartir nuestro tiempo.
Para conseguir esta comunicación en tiempo real, el aporte de dióxido de carbono comienza en la parada. Una parada de autobús tradicional que ofrece información en tiempo real vierte al año 1.098,85 kg de CO2. Sin embargo, ya hay alternativas mucho más sostenibles. El uso exclusivo de energía solar, por ejemplo, permite ofrecer un servicio completo como demanda el viajero con un ahorro de 800 kg de emisiones de CO2 al año frente a una convencional.
Estaciones solares, todo ventajas
Las estaciones solares no emiten ningún tipo de gases durante su funcionamiento y tampoco consumen energía procedente de fuentes contaminantes. Son paradas totalmente sostenibles. Además, son fáciles de instalar ya que no requieren de ninguna obra civil considerable. Pueden instalarse tanto en núcleos urbanos como en vías interurbanas donde no haya conexiones eléctricas. En mi opinión, son todo ventajas a corto y largo plazo.
Estas estaciones inteligentes son autónomas respecto a la red eléctrica, ya que se abastecen energéticamente mediante una placa solar fotovoltaica con suficiente autonomía y mínimo consumo. Asimismo, cuentan con un acumulador de energía que les permite seguir dando servicio durante la noche. Estas estaciones solares cuentan con información actualizada en tiempo real sobre horarios, incidencias y disponibilidad de los autobuses, cubriendo así la demanda de los usuarios. Su sistema de información al viajero funciona mediante conexión GPRS y se compone de tres partes: el software, un servidor de gestión de datos y los paneles de información al usuario.
Con una mínima infraestructura y coste, nos ofrece a los viajeros información de utilidad en tiempo real que nos permite organizar nuestros desplazamientos. Además, la incorporación de varias tecnologías adaptadas al exterior y que funcionan sólo con energía solar, reduce los costes de instalación en un 80% porque no necesita conectarse a la red eléctrica y hace que sea un elemento de fácil traslado y colocación, respecto a una parada tradicional.
Cada parada solar supone un ahorro de 800 kg de emisiones de dióxido de carbono al año frente a una convencional mientras que, para las Paradas Solares Informativas (PSI), el ahorro de emisiones es aún mayor, alcanzando los 4,7 kg de CO2 al año. Cifras muy destacables que minimizan la huella del transporte público en el planeta y anima a los ciudadanos a usarlo en su día a día.

