En la actualidad, las centrales eléctricas de gas tienen unos costes de funcionamiento extremadamente elevados. Y estas centrales fijan el precio del mercado. Esto significa que los generadores de energía con costes de funcionamiento más bajos han podido cosechar beneficios extraordinarios, mucho más allá de lo que podría haberse esperado razonablemente sobre la base de las decisiones de inversión. Así que proponemos limitar los ingresos de estos llamados productores inframarginales a 180 euros por MWh. Este nivel aún les garantiza un margen de beneficios y preserva su incentivo para invertir.
Pero las empresas de combustibles fósiles ajenas al sector eléctrico también se han beneficiado enormemente de la situación actual del mercado. Lo hemos visto este verano: recompras de acciones, dividendos excepcionales, etcétera. Así que como tercera medida les pedimos una contribución solidaria, para ayudar a los consumidores de electricidad.
Para distribuir estos fondos entre las familias y las empresas, ofrecemos a los Estados miembros varias sugerencias: desde las transferencias directas a los usuarios finales y las primas por reducir el uso de la energía, hasta la fijación de un precio más bajo para volúmenes limitados, que es una buena manera de ofrecer un apoyo específico a los hogares con rentas bajas y medias.
Perspectivas dispares
En este momento, los precios siguen siendo altos. Y no hay una solución rápida. Tengo que insistir en ello. Los próximos inviernos (no solo este) serán difíciles, no les quepa duda.
Pero confío en que estas medidas traerán progresos, como lo hicieron las anteriores. Nuestra dependencia del gas ruso se ha reducido del 40% al 9%. El almacenamiento en todos los Estados miembros se acerca rápidamente al 80% necesario, y la media de la UE se acerca al 84%. Todos estamos ahorrando cada vez más energía. Y el ritmo de implantación de las energías renovables no deja de aumentar.
Al final, nuestra transición energética verde es la única manera de librarnos del yugo energético de Putin, y creará la soberanía energética en Europa. La era de los combustibles fósiles baratos ha terminado y cuanto más rápido pasemos a las energías renovables baratas, limpias y de producción propia, antes seremos inmunes al chantaje energético de Rusia y de cualquiera que piense que puede chantajearnos con la energía.
Putin busca dividirnos. Pero tenemos que demostrarle que somos mucho más fuertes que eso. Volviendo al punto de partida, está claro que cuando Europa está unida, cuando nos abrazamos y permanecemos juntos, no hay nada que no podamos hacer.

